Uno de los grandes problemas del bowling, provocado por su falta de difusión en los medios de comunicación, es el enorme desconocimiento que existe sobre sus fundamentos técnicos.
En los países desarrollados, una parte muy importante de la población ha ido alguna vez a jugar a los bolos con la familia, los amigos o, incluso, la empresa, y los que no lo han hecho han tenido la oportunidad de ver alguna "partida de bolos" en series de televisión, dibujos animados o películas. Sin embargo, ésto, lejos de contribuir a mejorar la imagen de nuestro deporte, tienen un efecto contrario.
¿Por qué? Porque la imagen que se transmite en todos esos programas es la de que el bowling un pasatiempo que practican con espíritu lúdico (pero no deportivo ni competitivo), un grupo de amigos obesos que acude a la bolera para tomarse unas cervezas con los amigos mientras se ensucian unas horribles camisas con la salsa de los nachos.Por no hablar de los zapatos que usan.
Como bien sabemos, se trato de algo (relativamente) infundado, pero la idea, ampliamente arraigada en el imaginario colectivo (¿quién no tiene un amigo que cuando se entera de que juegas a los bolos esboza una sonrisa ironica?), perjudica seriamente al bowling. Nadie ajeno al "mundillo" puede imaginar que los bolos son uno de los deportes más técnicos del mundo después del golf, quizás incluso el que más.
La primera gran pregunta a la que este artículo quiere responder es: ¿pero de verdad es el bowling un deporte?
La respuesta es, sin lugar a dudas, que sí.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua dice que::
deporte.
¿Por qué? Porque la imagen que se transmite en todos esos programas es la de que el bowling un pasatiempo que practican con espíritu lúdico (pero no deportivo ni competitivo), un grupo de amigos obesos que acude a la bolera para tomarse unas cervezas con los amigos mientras se ensucian unas horribles camisas con la salsa de los nachos.Por no hablar de los zapatos que usan.
Como bien sabemos, se trato de algo (relativamente) infundado, pero la idea, ampliamente arraigada en el imaginario colectivo (¿quién no tiene un amigo que cuando se entera de que juegas a los bolos esboza una sonrisa ironica?), perjudica seriamente al bowling. Nadie ajeno al "mundillo" puede imaginar que los bolos son uno de los deportes más técnicos del mundo después del golf, quizás incluso el que más.
La primera gran pregunta a la que este artículo quiere responder es: ¿pero de verdad es el bowling un deporte?
La respuesta es, sin lugar a dudas, que sí.
El diccionario de la Real Academia de la Lengua dice que::
deporte.
(De deportar).
1. m. Actividad física, ejercida como juego o competición, cuya práctica supone entrenamiento y sujeción a normas.
2. m. Recreación, pasatiempo, placer, diversión o ejercicio físico, por lo común al aire libre.
Competir en el bowling es más que coger una bola de la bolera y hacer unos cuantos tiros rectos apuntando al primer bolo. En realidad, la mayoría de los aficionados a este deporte practica un tiro con efecto, con curva, para dar cierto ángulo al tiro, por lo que la complejidad técnica y mecánica del tiro, es mucho más complicada de lo que cualquier neófito podría pensar. No, a los bolos se juega de forma diferente. El jugador de bolos ejecuta su lanzamiento en un espacio reducido y cubierto sí, pero en cuestión de segundos arranca desde una posición de quieto, acelera su cuerpo y lo frena bruscamente para arrojar un bola que pesa de 5 o 6 kilos a más de 20 km por hora apuntando a un objetivo de pocos centímetros, teniendo que coordinar el cuerpo, los ojos y el brazo hasta 80 veces durante una serie de un torneo.
Muchas veces lo hace en condiciones de mucho calor y con superficies sobre las que se desliza (approach) demasiado irregulares, lo que provoca un desgaste muy serie en las rodillas. A eso se añade que el swing del bowling involucra a músculos de todo el cuerpo (piernas, rodillas, cadera, espalda, brazos y cuello) y que, dependiendo del estilo del jugador, la potencia utilizada puede ser muy grande.
En un torneo estandar fuera de la ciudad, los jugadores suelen disputar dos series de clasificación (y a veces 3 o más) el mismo día, lo que supone estar hasta 12 horas seguidas en una bolera. Si alguien cree que eso no es deporte, que lo intente.
El problema es que cualquier persona, desde los 2 a los 99 años, puede coger una bola y tirar algunos bolos transmitiendo la sensación de que es un juego sencuellio. Sí, es cierto que comparado con los saltos de trampolín, de pértiga o el golf, especialidades que requieren una formación intensa, cualquiera puede jugar a los bolos. Pero también cualquier persona puede coger una raqueta de tenis y dar dos pelotazos, calzarse unas zapatillas y correr o ponerse unas gafas de bucear y nada, pero eso no les convertirá en tenistas, atletas o nadadores.
Competir en el bowling es más que coger una bola de la bolera y hacer unos cuantos tiros rectos apuntando al primer bolo. En realidad, la mayoría de los aficionados a este deporte practica un tiro con efecto, con curva, para dar cierto ángulo al tiro, por lo que la complejidad técnica y mecánica del tiro, es mucho más complicada de lo que cualquier neófito podría pensar. No, a los bolos se juega de forma diferente. El jugador de bolos ejecuta su lanzamiento en un espacio reducido y cubierto sí, pero en cuestión de segundos arranca desde una posición de quieto, acelera su cuerpo y lo frena bruscamente para arrojar un bola que pesa de 5 o 6 kilos a más de 20 km por hora apuntando a un objetivo de pocos centímetros, teniendo que coordinar el cuerpo, los ojos y el brazo hasta 80 veces durante una serie de un torneo.
Muchas veces lo hace en condiciones de mucho calor y con superficies sobre las que se desliza (approach) demasiado irregulares, lo que provoca un desgaste muy serie en las rodillas. A eso se añade que el swing del bowling involucra a músculos de todo el cuerpo (piernas, rodillas, cadera, espalda, brazos y cuello) y que, dependiendo del estilo del jugador, la potencia utilizada puede ser muy grande.
En un torneo estandar fuera de la ciudad, los jugadores suelen disputar dos series de clasificación (y a veces 3 o más) el mismo día, lo que supone estar hasta 12 horas seguidas en una bolera. Si alguien cree que eso no es deporte, que lo intente.
El problema es que cualquier persona, desde los 2 a los 99 años, puede coger una bola y tirar algunos bolos transmitiendo la sensación de que es un juego sencuellio. Sí, es cierto que comparado con los saltos de trampolín, de pértiga o el golf, especialidades que requieren una formación intensa, cualquiera puede jugar a los bolos. Pero también cualquier persona puede coger una raqueta de tenis y dar dos pelotazos, calzarse unas zapatillas y correr o ponerse unas gafas de bucear y nada, pero eso no les convertirá en tenistas, atletas o nadadores.
El bowling, practicado en serio (con un esfuerzo físico notable, con la tensión de la competición, el desgaste emocional etc) es un deporte con un importante trabajo físico. No hay duda de que la parte cardiovascular es mucho más reducida que la de la mayoría de los otros deportes, pero el esfuerzo muscular es muy grande y requiere de:
- Una buena preparación física
- Desarrollo muscular en brazos, pierna y espalda
- Un calentamiento (antes de jugar cada serie o cada entrenamiento) completo acompañado de una sesión de estiramientos (previa y posterior) en todos los grupos musculares implicados. Se debe estirar piernas (gemelos, cuádriceps, rodillas, tobillo, ), cuello, espalda, brazos, muñecas, lumbares antes de jugar, puesto que el cuerpo no puede pasar de 0 a 100 en pocos segundos sin resentirse.
Coger una bola de bolos de 6 kilos y realizar el swing completo sin haber calemtado es un suicidio muscular. Puede que nunca te haya pasado nada, pero acabará pasando algún día. Cinco minutos de estiramientos bien hechos pueden evitar lesiones y molestias y, además, mejorarán tu rendimento durante el torneo, porque el calentamiento "despierta" los músculos dormidos y los prepara para trabajar mejor cuando empezamos a tirar.
Los bolos son un deporte. Un gran deporte de hecho, con una riqueza técnica increible y una capacidad de enganchar tremenda y tiene la ventaja, además, de que se puede empezar a practicar a cierta edad, sin que ello repercuta de forma irreparable en nuestro nivel.